Blog del Lector Empedernido: Semana temática: La Saga de Los Longevos (4) Entrevista con Eva García Sáenz, segunda parte

lunes, 9 de julio de 2012

Semana temática: La Saga de Los Longevos (4) Entrevista con Eva García Sáenz, segunda parte


Llegamos al fin de esta entrevista con la escritora Eva García Sáenz, autora de La saga de los longevos, el libro que da origen a esta, la primera semana temática del blog. Conoceremos a continuación algunos aspectos de la obra, relacionados con la preparación de la trama y los personajes, y experiencias vividas por la autora durante la redacción de la novela. 




2° parte

Comencemos esta segunda parte hablando de los personajes de esta obra. ¿Te sientes identificada con alguno de ellos? ¿Te basaste en algunos rasgos de tu personalidad para crear a Adriana, o a Kyra?
Siempre he dicho que tengo más de Iago que de Adriana, pese al cambio de género. Mucha gente tiende a identificar al autor con el protagonista más parecido en edad y características, pero en mi caso, Adriana era el personaje “toma de tierra”, la visión necesaria de cualquiera de nosotros si estuviera en la tesitura de tener que creerse lo imposible: que puedan existir longevos entre nosotros. Tanto el carácter de Adriana como sus rasgos, físicos y psicológicos han sido creados por el método deductivo, al igual que el grueso de los otros personajes. Respecto a Kyra, no tengo nada que ver con ella, de hecho me resultaba un personaje incómodo hasta que descubrí el secreto que guardaba Iago con respecto a ella, y eso fue lo que la redimió como personaje.

¿Algún personaje favorito?
Iago del Castillo, pese  a que no me inspiré en nadie para crearlo, su punto de vista longevo me ha servido mucho en lo personal, y compartimos la misma estructura mental y la misma forma de encarar los acontecimientos. A otros personajes puedo reprocharles su manera de actuar, pero en el caso de Iago, en su tesitura yo habría hecho exactamente lo mismo.

Los personajes están claramente perfilados, y su psicología es muy interesante pues resultan bastante complementarios, sin embargo la reacción del lector puede ser positiva o negativa. En tu caso, ¿sentiste rabia o irritación hacia el actuar que estaba tomando un personaje?
Me irritaba mucho la indolencia de un personaje tan grande y sabio como Lür/Héctor del Castillo. Es el paradigma de persona sensata en todas las facetas de su vida, pero que pasa por alto todos los errores de sus hijos, y eso es injusto para sus víctimas.

¿Cómo surge la idea de hacer a estos personajes seres longevos? ¿Cómo se te ocurrió tratar el tema de la longevidad?
Surge de mi amor por la Prehistoria. Quería escribir una saga familiar, la historia de cualquiera de nuestras familias, pero remontándome al Paleolítico Superior. La única manera de no volver loco al lector con genealogías interminables era mantener los mismos personajes principales, y la única manera de que esto ocurriera era hacerlos longevos, aunque no los hice inmortales porque no quería que la novela se me fuera al género fantástico. Es más bien una ucronía, un “¿qué pasaría si esta premisa- que varias personas de una misma familia tengan una poco frecuente mutación genética que les impida envejecer a partir de los 30 años-, del todo imposible, hubiera ocurrido en realidad?”

Si tuvieras que hablar de tu novela a un lector que la desconoce, ¿cómo la describirías? ¿A qué lectores recomendarías el libro?
Diría es la historia de los miembros de una misma familia desde hace 28.000 años hasta el presente, centrándose en los conflictos que arrastran y en el choque con una persona del s. XXI que descubre su secreto.
En cuanto a quién lo recomendaría, debo reconocer que la mayor sorpresa que me estoy llevando con la novela es que la horquilla de lectores a quienes les está entusiasmando es mucho más amplia de lo que esperaba, y va desde lectoras de 18 años hasta lectores de más de 70 años, y lo mismo ocurre con el género, diría que es un 50% hombres y 50% mujeres. Como la novela es una mezcla de géneros, yo creo que cada uno se queda con el que más le gusta: la novela histórica, la historia de amor, la saga familiar o la revisión actualizada del mito de los inmortales.


Adriana tiene un “rinconcillo” en donde medita, lee, o simplemente se relaja. Cuando escribías, ¿lo hacías en un lugar determinado o donde surgiera la idea?
Fui muy metódica y siempre me obligaba escribir a partir de las 21.30h, después de concluir mis obligaciones laborales y familiares, y así ocurrió todos los días durante cuatro horas hasta la 1:30 de la madrugada, y luego me levantaba a las 7:00 para volver a trabajar en la Universidad. Ese fue mi plan durante tres años, así que escribía en mi casa. Como decía Hemingway, “la única manera de terminar una novela es ponerte a escribir cuando lo último que te apetece en esta vida es ponerte a escribir”.
De todos modos, siempre llevaba un cuaderno o el portátil encima, y si se me ocurría cualquier diálogo, descripción o escena y tenía un minuto, me ponía a escribir sin importarme donde estuviese. Respecto al rincón de Adriana, “la lengua de roca”, realmente existe, pero no en Cantabria, sino en la provincia de Alicante, en una cala bastante escondida pasado el pueblo costero de Campello.

¿Cuéntanos, qué problemas tuviste que sortear mientras redactabas la novela? ¿Bloqueos? ¿Pérdidas de trama? ¿Cómo los superaste?
Lo complicado es continuar escribiendo a partir del segundo año, cuando ya se te a pasado el arrebato creativo y la locura transitoria que te lleva a iniciar un proyecto tan exigente como la escritura de una novela de 600 páginas con una ingente cantidad de documentación histórica y científica. La única manera de seguir es tener mucha autoexigencia y mucha fuerza de voluntad, tener claro que estás renunciando a esos momentos de ocio y de descanso  de los que todo el mundo disfruta, y en tu caso, sin tener la mínima garantía de que tu novela no se va a quedar en el cajón.



La historia de amor entre Adriana y Iago es bastante particular, ¿podrías decirnos cuál es tu historia de amor favorita que hayas encontrado en un libro?
Posiblemente la de Clauka, “La vieja sirena” de José Luis Sampedro y Ahram, el comerciante interesado en el poder. En su caso, al igual que en el caso de Dana y Iago, ambos son muy autónomos y no se necesitan. Me gustan mucho las historias de amor que no hablan de carencias emocionales, sino que se trata de personas que ya han madurado por libre y están juntos porque quieren estarlo, y no porque les una ninguna dependencia. En el caso de los personajes de “La saga de los longevos”, sabes que tanto Iago como Adriana seguirían adelante el uno sin el otro, pero continúan juntos porque hay mucho amor, atracción intelectual y física, compatibilidad en el trato diario… en resumen, que están a gusto el uno con el otro.

El museo, evidentemente, es una máscara para ocultar los verdaderos propósitos de La Vieja Familia. Ellos deben cambiar de identidad y movilizarse periódicamente, por razones obvias, ¿cuál fue la mayor complejidad al trazar la historia de itinerarios que siguen los personajes?  
Hice decenas de tablas y líneas del tiempo de cada uno de los personajes, tal vez lo más complicado fue encontrar nombres de culturas pasadas que cuadrasen con cierto condicionante que aparece en la trama. El resto fue un arduo trabajo de documentación, una vez que encontré las épocas históricas en las que quería centrarme.

¿Cómo lo hacías para documentarte, tanto histórica como científicamente? Uno de los puntos más fuertes de la obra es la meticulosa documentación que muestra, supongo que el periodo de lecturas de no ficción fue largo…
El primer año me dediqué solo a la documentación y a crear la premisa dramática según el paradigma de Aristóteles: tres actos que describieran el planteamiento, nudo y desenlace. Pero la documentación no cesó cuando comencé a escribir las escenas el segundo año. Prácticamente todas las páginas tienen mil detalles de los que necesité documentarme para hacerlo verosímil. No solo fue la documentación histórica o científica, para la escena del parque Natural de Cabárceno tenía que buscar qué árboles existen en ese hábitat. Para explicar de dónde importa Jairo del Castillo los muebles de “El hombre de Java” me informé de los contenedores que venían a puertos del Cantábrico desde Yakarta. No es información que salga, pero está ahí y era necesario que yo la supiera para que el libro no se viniera abajo.


No quiero adelantar nada del final a los lectores pero, ¿tendremos una segunda parte? Supongo que es algo que muchos de tus seguidores quieren oír…
Estimo que el 98% de los lectores que me escriben me piden que escriba más entregas de “La saga de los longevos”, no porque la novela no sea autoconclusiva, sino porque quieren ver más aventuras de los mismos personajes en otras épocas históricas, o porque parece gustarles mi estilo literario. Por mi parte, iré tomando decisiones según se vayan presentando los acontecimientos.
Muchísimas gracias, Eva, por haber compartido tu tiempo con nosotros. Mucho éxito en todos tus futuros proyectos, ¡esperamos ver nuevos trabajos con tu nombre!

¡Muchísimas gracias, Eva, por haber compartido tu tiempo con nosotros! Espero sigas teniendo tanto éxito con tus futuros proyectos como el logrado con esta novela.

7 comentarios:

  1. Tengo ganas de leer esta novela, que ya he leído algunas reseñas y tengo curiosidad. Parece maja la autora, por lo que cuenta en la entrevista.

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  2. Una entrevista muy completita. ¡Qué suerte poder charlar con ella!
    Gracias por tu entrada
    Saludos

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  3. ¡¡Buena entrevista!!!
    Parece interesante la saga
    Besos

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  4. Con qué ganas me dejas de leer esta novela! Fantástica entrevista! Gracias por esta entrada.
    Besotes!!!

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  5. Y ami que sigue sin llamarme.

    Pásate por mi blog

    http://adivinaquienlee.blogspot.com.es/

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  6. Yo , me la voy a comprar ahora, la verdad es que tengo muchas ganas de leerla. Tiene muy buenas crirticas y ese tipo de trama me gusta.

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  7. simplemente genial.espero la 2ª parte.

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