Blog del Lector Empedernido: Indignación, de Philip Roth

domingo, 2 de septiembre de 2012

Indignación, de Philip Roth

Vuelvo con otro Philip Roth, en menos de un mes. Y no es para menos: las novelas del norteamericano son increíbles. Con un lenguaje simple y fluido invita a reflexionar sobre distintas cosas, mientras deleita al lector con un fino y elaborado sentido del humor cargado de ironía. En esta novela nos encontramos con el mismo Roth de Elegía, pero con un Philip distinto. ¿Me explico?  Probablemente no. Quizá después de la reseña se aclare un poco mi punto.

(La imagen del libro, que debería estar aquí, queda pendiente. El cargador de imágenes de blogger, paradójicamente, no carga. Además, llevo más de una hora terminando algunos párrafos porque el editor de entradas tampoco carga correctamente. Mis disculpas.)

Una poderosa aportación acerca del impacto de la historia y la represión en la vida de un individuo vulnerable. La nueva novela de Philip Roth.

La vigésimo novena novela de Roth cuenta la historia de la educación de un joven judío, hijo único de una familia de carniceros kosher del Newark de la década de 1950. Tentado por las oportunidades que le depara el futuro y asfixiado por las estrambóticas restricciones de un padre excesivamente aprensivo, decide trasladarse a una universidad luterana de Ohio, donde deberá enfrentarse al antisemitismo, a la represión sexual y a la amenaza que plantea sobre los jóvenes del país la necesidad de reclutas para la guerra de Corea. Una historia íntima de inexperiencia, imprudencias, resistencia intelectual, descubrimientos sexuales, coraje y terror. 


Lo primero que debo comentar antes de que lo olvide es lo siguiente: al leer Indignación, inevitablemente a mi mente llegaron recuerdos de El extranjero, de Albert Camus. La forma de narrar y de desarrollar la historia, en la cual el joven comienza a replantearse (quizá Merseult no tanto...) ciertos aspectos de sus existencia sin llegar finalmente a una epifanía específicamente importante. Marcus es un tanto apático respecto a los aspectos de la vida de un joven normal: intenta mantener a flote su carrera como universitario tanto para mostrarse su poderío a sí mismo como para mantenerse alejado de los problemas de casa. En ese ambiente interno comienza a toparse con las primeras incursiones en la realidad, llegando a un desenlace quizá no tan inesperado como el de El extranjero, pero igual de interesante. 

Recurriendo nuevamente al comentario poco claro del principio, aquí se muestra otra faceta que según muchas fuentes constituye la esencia de muchas obras de Roth: el desarrollo de la juventud y la exploración de los instintos sexuales. Al comienzo de Indignación me encontré con una interesante reflexión sobre la naturaleza sexual que, según el autor, predomina entre los universitarios de la época; en donde el autocontrol mantiene una purga con el deseo de liberación. Además, la sociedad mantiene una visión un tanto hipócrita de los encuentros sexuales, a opinión de Roth, como dice en el siguiente extracto: 
Puesto que la evolución aborrece las caricias que no llevan al climax, el código social imperante podía ser físicamente insoportable. 
La sociedad claramente no ve el sexo como un acto, si no más bien como un rito cargado de emociones que, de no presentarse de tal manera, se convierte en sucio. Sin embargo, es la misma sociedad la acomplejada más adelante, según se reflexiona con el libro de Roth. Al parecer gran parte de su obra analiza la visión social del sexo.

Marcus es un estudiante pródigo: saca buenas notas, es esforzado, practica deportes y ayuda a su padre en la "empresa" familiar. Sin embargo el contexto histórico que lo rodea, la situación de la Guerra de Corea, remecerá su existencia de forma radical. Su padre, carnicero judío, considera que la realidad se ha vuelto turbulenta, que el peligro se encuentra acechante en cada esquina, y que su hijo puede ser víctima de una casualidad, una casualidad fatal que acabe con su vida.  En esa obsesión que lentamente se desarrolla en su mente, carcomiendo su racionalidad, comienza a crear roces con su hijo. En el fondo le exige se un buen estudiante, un hombre correcto y respetuoso, pero a la vez seguro de sí mismo y emprendedor, sin embargo no lo ayuda a lograr estas metas: es sobreprotector en exceso, y obsesivo con el dónde podría estar Marcus.

En Indignación nos encontramos con una historia determinada por la historia. Los acontecimientos que azotan a Estados Unidos determinarán y harán cambiar a los protagonistas, quienes, sin darse cuenta, comenzarán a formar roces entre ellos que desembocarán de mala manera. El ejemplo más claro de esto es lo sucedido con el padre de Marcus, como les decía más arriba.

¿Cuál es la forma más exultante de libertad humana? ¿Cómo nos podemos manifestar en plenitud? Indignándonos, reflexionando sobre lo que nos rodea e indignándonos. Es ese el ideal que comienza a desarrollar Marcus quien, dentro de la universidad, descubrirá lo que realmente es el mundo real, y no conforme con él, y lejos de intentar cambiarlo, intentará mantener a flote su propia existencia evitando que sea destruida por otros. ¿Qué pensamos de las convenciones sociales? ¿De los cánones que nos imponemos e imponen otros?

Atrapado entre su padre, la universidad, la sociedad, el rector y sus propios sentimientos, las más mínimas trivialidades le harán replantearse toda su existencia. Partiendo por lo que significa salir con una mujer psicológicamente inestable, hasta la presión de un rector universitario que lo mira con cierta condescendencia y espera poder expulsarlo, Marcus tendrá que afrontar que, si quiere abandonar la seguridad de su hogar, deberá convertirse en un hombre y tomar sus propias decisiones.

Me gusto mucho los momentos en los que el protagonista monologaba consigo mismo sobre distintos aspectos trascendentales de la vida. Ateo empedernido, en una universidad católica, sufría ante la filosofía eclesiástica (suena a alguien que conozco...) que era obligado a escuchar casi a diario. Un pasaje muy interesante es el siguiente, en el cual Marcus reflexiona sobre lo que para muchos jóvenes es una trivialidad. No diré cuál es la trivialidad, porque quizá rompería un poco en la sorpresa que se llevará el lector al leer el libro.
¿Será esta la finalidad de la eternidad, rumiar una y otra vez sobre las nimiedades de esta vida? ¿Quién habría imaginado que uno tendría que recordar constantemente cada momento de la vida hasta en su más minúsculo componente? ¿O acaso este más allá sea tan solo el mío y, de la misma manera que cada vida es única, así también lo es la otra vida, cada una de ellas una huella dactilar imperecedera de un más allá distinto a cualquier otro? (...) No solo estás encadenado a tu vida mientras la vives, sino que sigues atado a ella cuando te has ido. O, una vez más, tal vez eso solo me ocurra a mí. 
¿Qué piensan ustedes ante esta idea? Atascamos nuestra vida pensando en tonterías intrascendentes, para luego, quizá, solo quizá, seguir de la misma manera por el resto de la eternidad.
¿Habría sido la muerte menos aterradora si hubiera comprendido que no es una interminable nada, sino que consiste en memoria que medita durante eones sobre sí misma? Aunque quizá esta eterna rememoración sea una antesala del olvido. 
(Página 50)
En esa página se carga casi todo el pensamiento del personaje, aunque también continúa por muchas otras más. Podría copiar diez páginas, porque es tan estimulante la reflexión que ofrece Marcus que dan ganas de compartirla con mucha más gente.  

Finalmente será víctima de sus propias elecciones. No, no es un spoiler, es más bien un comentario sobre el desenlace, perfecto nuevamente. Pocos autores sostienen una historia a este nivel, con una estructura que no decae e invita a la reflexión con ideas sencillas, y alcanzables para todos.

La narración es como en Elegía: simple, directa, sin tanta tontería de adorno que solo sirve para entorpecer la lectura. Roth habla, habla como un sabio, y eso lo plasma en sus novelas mientras intenta entregar conocimiento sobre la vida. Utiliza recursos anacrónicos a la perfección, y se maneja en el narrador de primera persona del pasado. Una voz versátil, una prosa fuerte, personajes profundos que se definen en pocas páginas y acontecimientos tan únicos como cotidianos, son los ingredientes de esta gran novela, del americano ganador del pasado Premio Príncipe de Asturias.

¿La recomiendo? Sí, de todas maneras.

5/5


11 comentarios:

  1. Como te he comentado, he leído recientemente "El animal moribundo" y todavía estoy investigando sobre mi próxima lectura rothiana. En todo caso, coincido contigo en lo que se refiere al estilo del autor y su posicionamiento tajante en algunos temas. Por cierto, tienes aquí una muy buena reseña. Un abrazo.

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    1. Seguiré con Roth, y probablemente con el libro que mencionas. Quiero dejar para el final sus "clásicos" como Pastoral Americana, además creo que componen una saga, ojo ahí.

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  2. Estupenda reseña. Sin duda me llevo apuntada tu recomendación.
    Saludos

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  3. No puedo estar más de acuerdo Pablo, es un maravilloso escritor, yo he leído alguna de sus obras entre las cuales se encuentra la que hoy nos presentas y le daría la misma calificación.
    **off-topic** leemos Suttree de Mccarthy en octubre, el día 1. Apúntate :) Un abrazo :)

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    1. Offtopic, jeje. Me pasaré ahora, me llama la atención ese libro.

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  4. Y tu reseña se merece también la máxima puntuación. A ver si me animo pronto con este autor, que me parece que me estoy perdiendo uno de los grandes.
    Besotes!!!

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  5. Te puedes creer que no he leído nada del autor?
    Ya va siendo hora! =)

    Besotes

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  6. Me tengo que animar con Roth, con tus dos reseñas haces que me entren ganas y eso que mi experiencia con La conjura contra América no fue buena, pero no cuenta, que lo leí en inglés y creo que por eso se me hizo tan pesado. Tomo nota de tus recomendaciones. Un abrazo

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  7. Magnífica reseña, Pablo!! Tomo buena nota del título...
    Besos,

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  8. Bueno con esta reseña cualquiera se resiste, no he leído nada del autor pero has hecho que me pique la curiosidad.

    Un beso

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